El último vertedero de Andalucía es historia, gracias a la intervención de Jarquil. La constructora almeriense, en UTE con Rialsa, ha concluido recientemente la obra del Sellado del Vertedero de Torremolinos (Málaga), que inició en 2023 promovido por el ayuntamiento de la localidad. Se trata del último gran vertedero de residuos urbanos de Andalucía y la obra ha contado con un presupuesto de 6,5 millones de euros. El proyecto de sellado, de gran envergadura, ha incidido sobre una superficie de 52.300 metros cuadrados, ha implicado el traslado de casi 684.000 metros cúbicos de residuos a un nuevo vaso y la plantación de 75.536 plantas arbustivas. La obra concluyó el pasado mes de julio.
Se trata de una obra muy especial y una ejecución muy compleja para la constructora andaluza, en la que ha destacado la singularidad de los procedimientos empleados y el uso de las nuevas tecnologías al servicio de la calidad, la eficacia y, por supuesto, la seguridad de la obra y de quienes trabajan en ella a diario. Entre el conjunto de tecnologías y sistemas innovadores que se han empleado en el control y seguimiento de laderas y bloques rocosos, destaca la medición topográfica con dron y apoyo de GPS, medición de gases, así como el seguimiento con inclinómetros, piezómetros y timelapse fotográfico. Además, la constructora instrumentalizó la ladera que se estaba excavando para que anticipe posibles deslizamientos durante los trabajos de movimiento de basura y garantizar la seguridad de los trabajos y quienes los ejecutan.
En los trabajos ha participado un equipo de veinte profesionales altamente cualificados, integrado por gerente, jefes de obra, encargado, oficiales y peones. En cuanto a la maquinaria, se ha dispuesto de una amplia gama de equipos, algunos de ellos muy específicos como pala cargadora Komatsu WA380, rulo Dynapac CA4000D, rulo patacabra Vandel, Bulldozer, Liebherr PR734, manipulador telescópico, retroexcavador Volvo EC380E, miniexcavadora Takeuchi TB290/2, niveladora Volvo G946B, camión Mercedes Cuba de 12.000 L, cuatro Dumpers articulados Volvo A35E y dos Dumpers articulados Volvo A40D.
«La actuación está dentro de los parámetros que marca la economía circular, que implica reducir los residuos al mínimo para proteger el medio ambiente. De manera específica, esta obra tiene como finalidad impedir la infiltración de aguas de lluvia y las posibles escorrentías, además de facilitar una extracción controlada de los gases generados por la descomposición de la materia orgánica»
Control y seguimiento de estabilidad de taludes
El novedoso sistema de control y seguimiento de estabilidad de taludes utilizado se ha apoyado en una tomografía eléctrica, realizada antes del inicio de los trabajos, a partir de la que se generó un modelo en 3D de la estabilidad de las laderas, que permite anticiparse a situaciones peligrosas generadas por el movimiento de los residuos. Las mediciones se han venido realizando, empleando una estación total de Leica, modelo TM60I, y unos 50 prismas instalados en las laderas, enviando la información a través del software a un entorno virtual y creando alertas en el caso de producirse movimientos relevantes, de cara a adoptar las medidas preventivas y correctoras que procedan.
Igualmente, destaca el sistema de control de seguimiento de bloques rocosos, que se ha apoyado en tres unidades de clinómetros triaxiales instaladas en la zona de rocas, para controlar los desprendimientos. Estos aparatos identifican giros y utilizan la monitorización inalámbrica para automatizar el registro de los movimientos del terreno, por lo que permiten detectar con antelación los posibles desprendimientos de rocas. Los datos obtenidos han estado disponibles de manera inmediata a través del software Senceive Monitor, accesible desde un ordenador, tablet o teléfono móvil. Este sistema ha permitido programar alertas automáticas a los responsables de seguridad en caso de situaciones potencialmente peligrosas.
Además, son singulares las mediciones topográficas realizadas con dron y apoyo de GPS, que han permitido un control mensual del movimiento de los residuos sólidos urbanos. A ello se suma el sistema de detección de gases, dentro del cual se están utilizando dos medidores de marca Draeger X-am 2500 que detectan cuatro tipos de gases: CH4, O2, CO y H2S. En cuanto al seguimiento fotográfico timelapse, se colocaron tres cámaras haciendo fotografías cada 30 minutos y se realiza un vuelo con dron mensual.
Por su parte, la instalación de dos inclinómetros en el dique de contención permitió controlar cualquier movimiento que pudiera producirse por el peso de los residuos. Por último, se acometió la instalación de un piezómetro, también en el dique, para controlar el nivel de las aguas subterráneas y la toma de muestras de cara a la determinación analítica de su composición.
Una actuación urgente y necesaria
El de Torremolinos es el último gran vertedero urbano de Andalucía. Dejó de recibir residuos hace más de una década y llegó a albergar hasta un millón de toneladas. En el momento en el que cesó de utilizarse, la clausura no incluyó las medidas ambientales oportunas, lo que hizo imprescindible y urgente una actuación como la que se está ejecutando en la actualidad.
El proyecto de sellado ha incidido sobre una superficie de 52.300 metros cuadrados, implicando el traslado de casi 684.000 metros cúbicos de residuos a un nuevo vaso y la plantación de 75.536 plantas arbustivas. A fecha 3 de abril se había retirado ya toda la basura y comenzaron a realizarse os trabajos propios del sellado del vertedero y posteriormente, la plantación los árboles.
La actuación está dentro de los parámetros que marca la economía circular, que implica, entre otras muchas cuestiones, reducir los residuos al mínimo para proteger el medio ambiente. De manera específica, esta obra tiene como finalidad impedir la infiltración de aguas de lluvia y las posibles escorrentías, además de facilitar una extracción controlada de los gases generados por la descomposición de la materia orgánica. El sellado actúa sobre los residuos, así como sobre el terreno y su restauración.
“Para Jarquil, haber ejecutado el sellado del vertedero de Torremolinos ha supuesto un hito muy significativo. Se trata de una actuación de gran envergadura y complejidad técnica, no solo por las características del terreno y la magnitud del espacio intervenido, sino también por los estrictos requisitos medioambientales que conlleva una obra de estas características. Hemos afrontado este proyecto con el máximo compromiso, aplicando soluciones innovadoras y tecnologías de última generación en materia de impermeabilización, control de gases y tratamiento de lixiviados. Esta apuesta por la innovación no solo nos ha permitido garantizar la seguridad y sostenibilidad de la intervención, sino también reforzar nuestro conocimiento y experiencia en proyectos de alta complejidad técnica. Esta obra es, además, especialmente relevante por su impacto positivo en la sociedad: pone fin al último vertedero activo de Andalucía, contribuyendo así a la recuperación ambiental de un espacio degradado y a la mejora de la calidad de vida de los vecinos de Torremolinos y de toda la comarca. Para Jarquil, formar parte de proyectos que mejoran el entorno y promueven un modelo de desarrollo más sostenible es una parte fundamental de nuestra identidad como empresa. La contribución a la mejora medioambiental no es solo un objetivo, sino una responsabilidad que asumimos con orgullo en cada uno de nuestros proyectos.”, apunta Jesús Serrano López, responsable de la División de Civil de Jarquil.