En el año 2021 Andalucía registró 118 972 compraventas en el sector de la construcción residencial. Esto significa un 42’5 por ciento más que en 2020. Los datos son bastante optimistas, más aún si tenemos en cuenta que se acercan a los de antes de la crisis del ladrillo allá por 2008, cuando se registraron ciento veinte mil. Si bien en 2021 se absorbió parte de las ventas que quedaron paralizadas en el año anterior por la pandemia de la Covid, el sector está en expansión y los datos del primer trimestre de 2022 confirman que no es un espejismo.
Son datos publicados por el especial Economía Andaluza de ABC. En marzo, por ejemplo se experimentó un alza del treinta y siete por ciento respecto a al mismo mes en 2021. «La inflación, que penaliza el ahorro, y la expectativa de que subirán los precios, ha acelerado la decisión de quienes tenían pensado comprar», explica Juan Antonio Gómez Pintado, presidente de Vía Ágora y de la Asociación de Promotores y Constructores de España.
¿Estamos ante un círculo virtuoso? Indudablemente así lo muestran los datos. Además, hay cierta tranquilidad ya que los niveles de producción están por debajo de la demanda. Veámoslo con cifras. Antes de 2008 se promovían unas seiscientas mil viviendas al año en España, ahora no se llega a las cien mil. Hay expertos que aseguran que hay más demanda que oferta en el segmento de las residencias de nueva planta.
«Andalucía se sitúa en una posición privilegiada para los inversos del sector inmobiliario por diferentes factores que hacen ver un círculo virtuoso en la construcción. La comunidad da pasos de gigante en la compraventa de viviendas y las promotoras se ponen manos a la obra para satisfacer la demanda»
Este círculo virtuoso también llega con tendencias como la denominada built to rent, es decir, promociones que nacen para ser alquiladas íntegramente. Algunos expertos prevén que en España se demanden dos millones de esta tipología de viviendas, un millón para los menos optimistas. Cantidad relevante en cualquier caso.
A todo esto hay que sumarle la nueva Ley de Impulso y Sostenibilidad del Territorio de Andalucía (Lista), que ha logrado una simplificación en la gestión urbanística y que dota de mayor seguridad jurídica al sector en todo su conjunto. Esto hace que Andalucía sea atractiva para la inversión inmobiliaria.
Hay nubes oscuras, aunque se espera que no sean demasiado densas. Nos referimos al encarecimiento de las materias primas, por ejemplo, o el las subidas del Euríbor para el tema hipotecario. También supone un problema para el sector la falta de profesionales cualificados. Esto ha generado una inflación en los costes generando la industrialización del proceso de construcción y haciendo que cada vez haya más elementos prefabricados en las construcciones.
Sea como sea, Andalucía se sitúa en una posición privilegiada para los inversores del sector inmobiliario por diferentes factores que hacen ver un círculo virtuoso en la construcción. La comunidad da pasos de gigante en la compraventa de viviendas y las promotoras se ponen manos a la obra –nunca mejor dicho– para satisfacer la demanda.
